LA II REPÚBLICA EN FRAILES (2ª PARTE)

LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN LA REPÚBLICA

Unión Republicana en la provincia de Jaén se constituye en junio de 1931. A partir del segundo bienio republicano, los elementos más progresistas del republicanismo giennense estarán representados por dos nuevos partidos, Izquierda Republicana y Unión Republicana, ambos nacidos en 1934. A partir de abril de 1931, una vez proclamada la Segunda República, Acción Republicana y el Partido Republicano Radical Socialista asumieron la representación política del ala izquierda del republicanismo español. Por otra parte, numerosos intelectuales se integraron en la denominada Agrupación al Servicio de la República. Precisamente uno de sus fundadores, el filósofo José Ortega y Gasset, consiguió un escaño por la circunscripción de Jaén las elecciones.

Manuel Azaña Díaz

El 15 de enero de 1936 se hizo pública la coalición electoral de los partidos de izquierda conocida como Frente Popular. Éste se creó fundamentalmente con objeto de ganar las elecciones del 16 de febrero de ese mismo año y formar posteriormente un gobierno de izquierda. Formaban la coalición: Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Socialista Obrero Español, Partido Comunista de España, Partido Obrero de Unificación Marxista, Partido Sindicalista, Unión General de Trabajadores y Federación Nacional de Juventudes Socialistas. Largo Caballero pensaba que una vez ganadas las elecciones, cada partido debía seguir su propio camino y el Frente Popular sólo debía de estar formado por las centrales sindicales proletarias.

Francisco Largo Caballero

En diciembre de 1935, Alcalá Zamora, presidente de la República, le encargó la formación de un Gobierno que disolviera las Cortes y convocara elecciones legislativas. El 15 de julio de 1934 se celebró en la capital la primera Asamblea Provincial de IR. El médico Federico Castillo Extremera fue elegido primer presidente provincial del partido.

Niceto Alcalá Zamora

Cuando se estudian los avatares de las derechas en la II República, es normal afirmar que se vieron sorprendidas, alarmadas y desorganizadas por la proclamación de aquella. Es por ello por lo que la creación de una formación política de derechas que canalizara y defendiera los intereses de esas masas conservadoras católicas, cobrara doble relevancia.

La CEDA, en principio Acción Nacional, será el producto político más perfecto que elaborara el catolicismo social en nuestro país, ya que en su fundación intervinieron no solo los grupos de presión más selectos, sino las personalidades mas relevantes de por aquel entonces.

En el Centro Documental de la memoria Histórica en Salamanca se conserva la lista de la Juntas Directivas de Acción Popular masculina y femenina, y de las Juventudes de la provincia de Jaén, fechada al 15 de enero de 1934. Junto con la de Jaén es la más numerosa la de Frailes, por delante de Úbeda, Villanueva del Arzobispo o Torredonjimeno. Por ser este partido el más potente de la derecha frailera copiamos sus miembros y cargo que ocupaban.

Frailes – Acción Popular

Presidente de Honor -Don José María Gil Robles

Don José Alberto Palanca

Don José Moreno Torres

Presidente- Don Gabriel Tello Castro

Vicepresidente- Don Antonio Gago Mudarra

Secretario- Juan Castro Garrido

Vicesecretario- Don Francisco Tello Garrido

Tesorero- Don Juan Castro Serrano

Bibliotecario- Don Antonio Baeza Moya

Vocales – Don José Baeza Moya

Don Valentín Serrano García

Don Cristóbal Baeza Rivera

Don Antonio Baeza Ribera

Don Vicente Romero Gallardo

Don Antonio Tello Garrido

Don Francisco Tello Alcaide

Don Manuel Romero Giménez

Don José María Lendínez Martínez

Don Antonio Pareja Álvarez

Don Vicente Romero Gallardo

Don Antonio José Romero Aceituno

Frailes – Asociación Femenina Acción Popular

Presidentes de Honor – Don José María Gil Robles

Don José Alberto Palanca

Don José Moreno Torres

Presidenta – Señorita Francisca Castro Garrido

Vicepresidenta – Doña Virtudes Castro Pareja

Secretaria – Señorita Caridad Castro Garrido

Vicesecretaria – Doña Alicia Herrera Vaquero

Tesorera – Doña Isavel Pareja López

Bibliotecaria – Doña Candida Pareja Castro

Vocales – Doña Ana Garrido Castro

Doña Pastora Castro Garrido

Señorita Apolonia Mudarra López

Señorita Isabel Mudarra López

Doña Dolores Valverde Escribano

Doña Dolores Castro Galán

Doña Mercedes Romero Gallardo

Doña Antonia Castro Serrano

Doña Emilia Sánchez

Doña Francisca Pareja Castro

Doña Aurelia Tello Garrido

Doña Francisca Rada Martín

Traemos a colación lo que sucedió con la feria en la República, la Feria Real, tuvo muchos dimes y diretes, y hasta una coplilla en los carnavales. ¿Qué pasó?. El año 1931, ante la crisis económica y social que sufre el país, el Ayuntamiento frailero decide reducir los días feriados que pasan de cuatro a tres, y como ya era costumbre, entre las familias más pobres se hacían repartos de pan, en 1932 se repartieron 264 kilos de pan entre los mas necesitados a los que se les entregaba una papeleta que luego canjeaban por el pan. Los festejos que se programaban eran: música, a cargo de la banda de música municipal,fuegos artificiales, iluminación y globos.

Para la feria era imprescindible un alumbrado artificial, tanto para iluminar las horas nocturnas como para hacer de la noche el día, vencer a la propia naturaleza. Iluminación a la veneciana o sea, farolillos de papel con un quinqué de petróleo o aceite en su interior, cuando avanzó la energía eran con una bombilla. Esféricos y rizados de tonos multicolores, para así crear sugestión en la masa del pueblo, dando la sensación de un mundo de fantasía. de esta manera la animación era grande, prolongándose hasta primeras horas de la madrugada.

Otros festejos programados en la República fue un cinematógrafo, siempre y cuando no exceda de 250 pesetas, y la publicación del programa para darle la mayor difusión posible.

El año 1933 fue un tiempo cuando menos novedoso para la Feria, pues se plantea la necesidad de buscar otro lugar en los que poner las casetas y la verbena ya que la Plaza de la República y la Puerta de la Iglesia no dan el espacio suficiente. Aunque el tema fue mucho mas polémico de lo que en un principio puede parecer.

A finales de agosto, cuando la celebración de la feria estaba a un mes vista, se ve conveniente no gastar un solo céntimo más en la fiesta, pues las necesidades eran muchas. Dice así: Que se realicen los gastos de feria, amoldándose al año anterior en lo posible y autorizando a la comisión de festejos para aumentar o disminuir cuando la baja o la suba no exceda de cincuenta pesetas, procurando aumentar la limosna de pan.

La Comisión encargada de organizar la Feria estaba compuesta por siete de los once concejales. Muy numerosa, luego pensamos que el tema era importante y requería esfuerzo por parte de todos; de los siete cinco eran de derechas y dos de izquierdas. El tema principal trasladar la Feria de lugar. Se acordó por unanimidad trasladar la colocación de la feria de esta Villa a la calle Pérez Galdós (Almoguer) y Paseo Lerroux (Mecedero) desde el principio de la primera calle, al final de la segunda, haciendo la colocación de puestos, donde lo disponga la Comisión de Festejos.

El acuerdo quedó tomado pero faltaba el convencimiento. Se dice a finales de septiembre: Colocación de la Feria: El concejal Miguel Serrano Cano, había presentado una proposición sobre que la feria volviera al sitio de costumbre. El alcalde le pide que cambie la propuesta, pero él insiste en mantenerla, pues se trata más de una cuestión política de enfrentamiento de bandos entre izquierdas y derechas, que de dar una respuesta conveniente por espacio a la instalación de la feria.

Y el asunto se somete a votación en donde cada uno podrá argumentar su voto pues era destacada la diferencia de opiniones entre unos concejales y otros. Dos posturas, en apariencia irreconciliables, los concejales de derechas encabezados por Miguel Serrano, insisten en contradecir el acuerdo anterior del mes de agosto; y ser fieles a la tradición manteniendo los festejos y las casetas en el lugar de costumbre, en la puerta de Ayuntamiento y de la Iglesia. En cambio la otra postura, capitaneada por los de izquierdas abogaban por el cambio, aduciendo el acuerdo de finales de agosto, y además ya se habían editado. Al final la feria se celebró en la Plaza de la Iglesia como era costumbre.

La situación creada en España no era el mejor de los mundos posibles. Había que evitar la revuelta militar mediante una fuerte purga de los oficiales del Ejército. El Gobierno de izquierda republicana tampoco quería una guerra civil, pero en julio había llegado a la conclusión de que un golpe militar, que probablemente sería muy débil, era prácticamente inevitable. De hecho, parecía incluso mejor provocarlo, porque aplastar una revuelta serviría para aclarar el ambiente y resolver problemas mayores. A mediados de julio, hasta Indalecio Prieto comenzó a adoptar este punto de vista. La noche del 18 de julio, el error de cálculo quedó claro. Lo que se anticipaba como un levantamiento débil y limitado se estaba convirtiendo en una amplia insurrección militar, que podría suponer una guerra civil a todos los niveles. Por primera vez, el presidente Azaña intentó llegar a un compromiso serio que fuera más allá del Frente Popular y nombró a Diego Martínez Barrio para que formara un amplio gobierno de coalición de centro-izquierda que sirviera para reconciliarse con la derecha. Pero, cuando un desastre ha comenzado, ya es demasiado tarde para intentar evitarlo. El esfuerzo de Martínez Barrio fracasó por la intensa oposición de los socialistas y de parte de los republicanos y fue rechazado por los militares rebeldes.

Desde su punto de vista, la situación creada en España no era el mejor de los mundos posibles. Había que evitar la revuelta militar mediante una fuerte purga de los oficiales del Ejército. El Gobierno de izquierda republicana tampoco quería una guerra civil, pero en julio había llegado a la conclusión de que un golpe militar, que probablemente sería muy débil, era prácticamente inevitable. De hecho, parecía incluso mejor provocarlo, porque aplastar una revuelta serviría para aclarar el ambiente y resolver problemas mayores. A mediados de julio, hasta Indalecio Prieto comenzó a adoptar este punto de vista. La noche del 18 de julio, el error de cálculo quedó claro. Lo que se anticipaba como un levantamiento débil y limitado se estaba convirtiendo en una amplia insurrección militar, que podría suponer una guerra civil a todos los niveles. Por primera vez, el presidente Azaña intentó llegar a un compromiso serio que fuera más allá del Frente Popular y nombró a Diego Martínez Barrio para que formara un amplio gobierno de coalición de centro-izquierda que sirviera para reconciliarse con la derecha. Pero, cuando un desastre ha comenzado, ya es demasiado tarde para intentar evitarlo. El esfuerzo de Martínez Barrio fracasó por la intensa oposición de los socialistas y de parte de los republicanos y fue rechazado por los militares rebeldes.

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