Hace algunos años, llegó a mi poder un documento que enviaba el cronista de Montoro, encontrado fortuitamente en el Ayuntamiento de Montoro en Córdoba, y que hacía referencia a un posible caso de lo que hoy llamamos violencia machista. Agradece al conista, don José Ortíz García, su amabilidad y recordar al número importante de gentes de Frailes que desde finales del siglo XIX y hasta bien mediado el siglo XX emigraban puntualmente a trabajar en las campiñas cordobesas y jiennenses, mayoritariamante en la aceituna y en la siega del cereal. Algunos se quedaron en esas tierras y otros volvían tras acabar la campaña de recolección.
En el Juzgado de Instrucción de Montoro se siguió una causa criminal de oficio por lesiones, contra Antonio Anguita Álvarez. Por lo que se dice en el documento del juzgado montoreño, tanto Antonio Anguita Álvarez como Vicente Díaz Picadizo habían sido procesados en Montoro. Ambos eran naturales de Frailes y no sabían leer ni escribir. Antonio Anguita era hijo de Manuel Anguita y de María Álvarez, su edad era de 26 años, soltero y jornalero. El segundo, Vicente Díaz Picadizo, hijo de Francisco Díaz y de María Picadizo, era mucho más joven, 16 años, también soltero y jornalero. Ambos sin antecedentes penales y de buena conducta anterior, aunque en ese momento se encontraban en libertad condicional por los hechos que comentamos a continuación.
Antonio Anguita Álvarez fue condenado por el delito de lesiones graves a Ana Díaz Picadizo, sin motivo aparente. La pena que le fue impuesta fue de 1 año y un día de prisión correccional. Para Vicente Díaz Picadizo, por el delito de lesiones menos graves a María del Rosario Díaz, a la pena de 2 meses y 1 día de arresto mayor. En ambos delitos se les suprimía a los reos el derecho de sufragio. Además debían indemnizar a las victimas con 34 pesetas en el primer caso y con 10 pesetas a la segunda.
Sin embargo, Vicente Díaz Picadizo quedó absuelto, por hallarse exento de responsabilidad criminal, ya que solo tenía 16 años. Además a ambos procesados se les declaraba insolventes. Por lo cual no podían hacer frente a las multas que se les habían impuesto.
Transcurridos los 63 días de prisión que debía cumplir Vicente Díaz, además de dos días por no poder pagar la indemnización, el 26 de mayo de 1893 quedó en libertad, habiendo cumplido su pena.
Atendiendo a los apellidos de los dos hombres, se puede interpretar que Antonio agrede a Ana Díaz infringiendole lesiones graves. Vicente en cambio agrede de forma leve a María del Rosario Díaz. Parece como si las dos mujeres fuesen hermanas entre ellas y de el segundo de los agresores, Vicente. En cambio Antonio parece que era novio o pareja de Ana. Violencia de pareja y familiar que tan vigente esta en estos tiempos, pero que es atemporal.
Recordamos algo de historia de Montoro. Durante el primer tercio del siglo XX se produce un gran auge del movimiento asociativo obrero, se aprueba el proyecto complementario de otro redactado 12 años antes, para la ampliación de las obras de abastecimiento de la ciudad con aguas procedentes del manantial de la Onza. En el período 1910-1915 se produce una gran escasez de trigo, teniendo el ayuntamiento que recurrir a las obras públicas para proporcionar jornales y paliar la crisis, y un fenómeno hasta entonces desconocido, la aparición de las asociaciones de inspiración anarquista y socialista. Próximos los años 30 se producen las huelgas de campesinos y obreros, que resultaron especialmente tumultuosas, sobresaliendo por estas fechas el literato campesino, Esteban Beltrán Morales, que fue destacado militante del partido republicano, como sus hermanos, fundador de una escuela laica adscrita al Círculo Republicano, y que, publicó varias obras de gran éxito entre la clase obrera, como “Manolín”.
Por lo que respecta a Frailes la crisis de finales del siglo XIX golpeó con fuerza en todas las capas sociales y de manera especial en las clases bajas, viéndose obligados muchos a emigrar a las campiñas cordobesa a la recogida del cereal, algodón y aceitunas. Es por ello que estos fraileros se encontraban en Montoro cuando suceden los hechos que hemos contado.
Un comentario en “UN CASO DE VIOLENCIA DOMÉSTICA EN EL SIGLO XIX”