Ajedrez de tácticas

 

—Es un verdadero ajedrez de tácticas, técnicas y bastante de psico­logía, de gestión de las emociones de cada uno de los agentes. Hay que mirar en los abismos de sus ojos, radiografiar sus mentes y apropiarse de ellas —concluye el alemán.

«La psicología —piensa Pelayo en ese momento— no me falló con Alicia, sino mis malditos celos que extorsionaron mis sentidos y abrí el puto sobre».

 

 

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