Como en tantos lugares del mundo, los días 1 y 2 de noviembre de cada año la visita a los cementerios es obligada. Todos de una manera u otra tenemos seres queridos a los que llevar flores, velas, y todo ello precedido de la limpieza y aseo minucioso de la tumba o la lápida que marca el lugar exacto en el que reposan quellos que nos precedieron en este mundo.
Nuestra apuesta por el cementerio de Frailes viene argumentada por lo simbólico de sus tumbas, porque dice de nosotros más de lo que nuestras palabras pueden trasmitir. Aunque se sitúa, como es natural, a las afueras de la Villa, estaba bien dotado; capilla, sala de autopsias y en la planta superior vivienda para el guardés. Y como mandaban los cánones dos cementerios, el católico, y el de los Espiritistas, o sea, el de aquellos que morían fuera de la religión católica, espiritistas, suicidas y de otras creencias.
Es en este cementerio de los Espiritista como se le conoce en Frailes, en donde en panteones y lápidas en duro y frío mármol encontramos historias que han resistido al paso del tiempo e incluso se han evanescido en el ciclo temporal de las familias, pero la pequeña gran historia local que lo mismo que nos olvida nos eleva a las altas cimas del recuerdo, a hecho que, en la memoria colectiva del pueblo, se guarden no una sino, varias historias de estas gentes que siendo cristianos dieron el paso de buscar la libertad de expresión y de credo.
Cincelado en mármol de Macael quedan en el cementerio de los Espiritistas viejas historias de amor filial de un padre a su hija que se había suicidado por no aguantar más la presión social a cerca de la vida que llevaba tras haber sido madre con otro hombre que no era su esposo. La lápida es toda una declaración de intenciones; y sí leemos entre lineas o buscamos el sentido trascendente de las palabras, descubriremos en esa y en otras lápidas a la masonería frailera, en su mayoría de la Logía Simbólica La Luz del Cristianismo N.º 191, dependiente del Grande Oriente Nacional de España y su maestro Antonio Cuenca Moya con el sobrenombre de Prim.
Una de las creencias más arraigadas en la humanidad es la de la supervivencia del alma tras la muerte del cuerpo. Desde los más remotos tiempos, las religiones han asumido que existe una vida de ultratumba. En Egipto se empleaba, aproximadamente desde el año 1500 antes de Cristo, el famoso Libro de los muertos a fin de servir de viático a las almas de los difuntos y conducirlas a la otra vida, tras el juicio de Osiris. Tampoco falta en la Grecia clásica testimonios de la creencia en la supervivencia del alma: puede verse en Platón, pero en la Odisea de Homero nos encontramos incluso con un episodio en que Ulises se comunica con las almas de algunos muertos. Y esa es, en una versión moderna, la clave del espiritismo. El espiritismo supone que es posible la comunicación entre vivos y muertos sirviéndose, de médiums, las cuales tras entrar en un estado de trance sirven de canales para que los espíritus se pongan en contacto con los vivos.
Dos grupos de espiritistas son los que se constituyen en la localidad, La Caridad, cuyo representante era Antonio Cuenca Moya, y La Humildad, capitaneada por Teodoro García Torrebejano. De ellos y de los que les sucedieron en el espiritismo-masonería guarda este cementerio sus restos. El último de los espritistas fraileros fue enterrado en este cementerio, y en la ceremonia se recitaron versos profanos en voz alta. En la tapa del ataúd, el compás y la escuadra.
También guardan estas tumbas la historia de fraileros que siendo masones o espiritistas, que en estas tierras se confunde lo uno con lo otro, trajeron los aires republicanos a Frailes; y tras finalizar la guerra, fueron los guerrilleros o tíos de la sierra los que emprendieron otros caminos de los que también guarda memoria este cementerio frailero de los espiritistas. En resumen, Historia con mayúsculas, cincelada en lápidas que ponen de manifiesto una forma de pensar y actuar que contribuyen a un mejor conocimiento del pasado local, andaluz y nacional.
Y son varias las historias de familias, amores con aires libertarios, los que guarda este, otrora, pequeño cementerio de los Espiritistas,hoy integrado en la segunda ampliación del Camposanto frailero.
En una villa serrana como lo es Frailes, en donde la naturaleza es puro arte, el Ayuntamiento propone y fomenta una actividad en donde se mezcla lo lúdico y lo cultural; la historia y el paisaje con algo de nostalgia de los que ya no están entre nosotros.
El cementerio nos ayuda a entender la historia, la vida, la cultura y las relaciones sociales de aquellos fraileros que nos precedieron, además de que atesoran un patrimonio arquitectónico y artístico muchas veces olvidado. Es por ello que desde el verano de 2016 el Ayuntamiento viene organizando una serie de visitas guiadas al cementerio municipal. Una actividad diferente, que permite dar a conocer el patrimonio y las posibilidades de ocio cultural y de turismo en el campo santo. Cuenta nuestro cementerio con un patrimonio histórico y artístico que ha hecho que el conocido como turismo de cementerios esté cada vez más extendido. Los aficionados a estas rutas afirman que los cementerios son el fiel reflejo de una ciudad y de su sociedad a través del tiempo.
En los cementerios topamos con certezas y con un patrimonio, quién lo iba a decir, digno de contemplarse y conocerse. La historia, el arte y la reflexión se reúnen en silencio en los camposantos. El necroturismo recupera esos valores revisitando sin drama los cementerios. El cementerio es un reflejo de la sociedad. Si quieres conocer bien una ciudad, tienes que visitar el mercado y el cementerio. En la quietud y belleza del cementerio hablan de una historias silenciadas bajo las losas, con imágenes que sobrecogen, porque con estas rutas necroturísticas pretendemos ser capaces de leer los detalles de las vidas y obras de personas e instituciones de otras épocas.
Buena crónica Mari Teresa,del cementerio de fraile y su historia.
Buenas tardes, el sábado pasado estuvimos un grupo de valdepeñeros (Club de lectura de adultos, pertenecientes a la biblioteca de Valdepeñas de Jaén)visitando Frailes, entre otros monumentos vimos el cementerio, bonito por cierto; nuestro guía (Loli) es de Frailes, pero actualmente reside en Valdepeñas de Jaén.
Durante la visita al cementerio, nos enseñó un ataúd y dijo que se le apodaba La Joaquina, pero no supo decirnos el porqué.
Y mi pregunta es ¿porqué se le llama a este ataúd La Joaquina? y cual es su historia. Gracias por atenderme ya que me interesa el tema.
Buenas tardes. Se llama Joaquina o María Joaquina porque a la primera que hizo uso de ella se llamaba así.
Me alegro que te guste Frailes.