Encontramos en el urbanismo frailero un halo mágico que mana de la misma forma que el agua corre a través de los arroyos que surcan su paisaje agreste. Urbanismo caótico con predominio de la cal que en empinadas calles zigzagueantes nos recuerdan un pasado árabe, escalerillas y miradores con hermosas vistas.
La disposición del casco urbano es una joya de la arquitectura popular; calles estrechas, callejones sin salida, calles que se ensanchan para formar una plazoleta, casas que se abre al abismo para conseguir las mejores vistas, eso y mucho más es la popular Plaza de los Toros.
Extraño nombre para una villa sin plaza de toros. El nombre le viene de los toros que atravesaban por esa cañada para ir desde los pastos de Sierra Nevada a los pastos de Sierra Morena y viceversa. Una de esas ganaderías era la de Mariano Pelayo Navarro, de ahí que aún hoy en día se siga nombrando a los toros de Pelayo, para llamar al paso de toros u otros ganados por las antiguas cañadas de Frailes o Alcalá la Real.
Su nombre verdadero es Santo Rostro. A lo largo de los siglos, la tradición popular ha considerado siempre al Santo Rostro como uno de los pliegues del paño con que la mujer Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia el Calvario. Los primeros datos ciertos de la presencia del Santo Rostro en Jaén se remontan al s. XIV. Era mostrada a los fieles en dos ocasiones: el Viernes Santo y el día de la Asunción, y con ella se bendecían los campos de Jaén desde los balcones de la catedral. Para evitar los notables inconvenientes que se derivaban de la tumultuosa afluencia de fieles, que competían por besar y tocar la venerada reliquia, el obispo Don Rodrigo Marín Rubio costeó, en 1731, un precioso relicario, realizado por el afamado orfebre cordobés, Francisco José Valderrama, que fue completado con el lazo que la Duquesa de Montemar donó en 1823. Ese lazo, desaparecido en los aciagos días de agosto de 1936, fue sustituido por otro, al final de la Guerra Civil, cuando el Santo Rostro fue encontrado en un garaje de las cercanías de París y devuelto a Jaén, en 1940. Y puede que fuera el motivo para dar nombre a esa calle de Frailes.
Sea como fuere hoy es uno de los lugares más visitados y galardonados en los concursos de embellecimiento de Frailes, por el empeño y buen hacer de sus vecinos que la cuidan y la tienen como los chorros del oro.
Os dejamos una serie de fotos de ayer a hoy de la calle Santo Rostro, popularmente conocida como Plaza de los Toros. Se aprecian tres momentos en la evolución de la calle desde loa años sesenta del siglo pasado al color de los inicios del siglo XXI, y el esplendor de la han aportado los vecinos en estos tiempos.
Las imágenes en blanco y negro son del cronista de Alcalá la Real, Domingo Murcia Rosales, de los años 60 del siglo XX. Fueron años en los que él estuvo de maestro en la villa hermana de Frailes.
Un comentario en “A PROPÓSITO DE LOS NOMBRES DE LAS CALLES (III)”