Aguas públicas

Aguas públicas… con historia. proponemos conocer los pilares que durante siglos llenaron cántaros y aliviaron la sed en la casa, calles, y placetas.  

  

Es la Villa del agua, privilegio natural en la que los responsables de las obras públicas de otros tiempos construyeron fuentes y surtidores para cubrir las necesidades de los fraileros, pilares para llenar los cántaros, dar de beber a los hombres y saciar a las caballerías, estructuras hidráulicas urbanas a las que acudían los fraileros para obtener el agua de cada día. Existe en Frailes una nutrida muestra de lo que eran esos pilares por los que todavía mana el agua y son utilizados por muchos para beber, acicalarse, o simplemente, refrescarse.

               

Los pilares en la villa nos van sorprendiendo aquí y allá sin orden ni concierto. Contemplar y descubrir los 7 pilares que tiene Frailes, aguas de uso popular que han ido cambiando con el paso de los años. Espacios urbanos de uso común que dan cierto encanto y distinción a nuestro pueblo.

 

Frailes tiene una concepción particular en la ejecución de estas obras. En nuestra Villa, el agua es la verdadera protagonista. Su murmullo y su frescura atraen la atención de

los transeúntes. Hay pilares que por lo recóndito de su ubicación no importa que esté en la vía pública para que los vecinos se sienten a su alrededor buscando la frescura de las tardes de verano. El frailero tiene un trato especial con el agua. La siente muy cercana, es parte de su vida, de su cultura, de su quehacer cotidiano. Sabe que su bienestar depende de la cantidad de lluvia que caiga ese año. Por todo esto, el frailero no ve la fuente como un fin sino como un medio, un instrumento para el suave murmullo del agua.

 

Siete eran las maravillas del mundo en la antigüedad y siete los pecados capitales, y siete los pilares fraileros. Comenzamos nuestra ruta por el Pilar de la Plaza Rector Mudarra, Pilar de la calle Santo Rostro, Pilar de la calle Huertos, Pilar de los Picachos, Pilar de la calle Mesones, Pilar en el Puente de los Molinos, Pilar del Cerrillo. Fue en 1958, en la alcaldía de Rafael Moya Alba, cuando se considera que por lo diseminado que es el casco urbano, sería bueno hacer llegar el agua desde el Nacimiento a los puntos mas alejados, y se ideó la construcción de una serie de pilares que al mismo tiempo sirvieran de abrevadero. Algunos han sobrevivido hasta nuestros días, aunque han sufrido muchas remodelaciones, otros han sido construidos a finales del siglo XX, y en estos días están siendo remodelados a fin de lucir con galanura.

 

A la entrada, y en un recoveco de la Avenida Sierra Sur se encuentra el Pilar del Balneario, que en otras épocas recogía el agua de la Cuesta, excelente para los garbanzos, y refrescaba a los agüistas del Balneario, se trata de un pilar de piedra tosca y cantería en su pretil. Dos caños vierten su agua a la pila, reformado en 2016 con azulejería en verdes y blanco. Continuamos en dirección a Frailes y en el Puente de los Molinos otro Pilar nos hace los honores. De reducido tamaño y de estructura similar al anterior pero este con un solo caño y enmarcado con ladrillos envejecidos. Mira al puente del mismo nombre y a la sierra de Parapanda, de la que decimos: Cuando Parapanda se pone montera, llueve quiera Dios o no quiera. Continuando la travesía se descubre el  Pilar de la calle Mesones; es uno delos supervivientes del siglo XX, sigue la estructura de los dos anteriores: piedra tosca, haciendo las paredes, piedra de cantería en el brocal, enmarcado por ladrillos de barro y con un frontis en el que figura la fecha de su remodelación 2003. En la calle Picachos se encuentra el un pilarico pequeño y humilde: se trata de una pila rectangular y un solo caño en el lateral. El alzado esta embutido en la pared a fin de no molestar la circulación.  Si cruzamos la Puente Alta, vislumbraremos El Pilar que en piedra oscura se encuentra adosado a las casas. La base es un rectángulo y el alzado recto con dos caños; merece un trago de fresca agua para continuar nuestro camino. Al llegar a la Plaza Rector Mudarra, preside el Pilar del mismo nombre. En estos días se esta sometiendo a un proceso de remodelación en el que dos tipos de mármol el uno de Sierra Elvira para enmarcar y el otro crema para conformar las paredes le están dando un aspecto señorial y bello. Al dirigirnos a la popular Plaza de los Toros, tras pasar por una estrechez de paredes blancas, en el ensanchamiento de la calle, se sitúa el ultimo de los Pilares. No es el más bello, pero como si lo fuera, pues los vecinos se encargan de mantenerlo con plantas y flores todo el año. Fabricado con moldes de cemento, en el frontal de lineas curvas en el que un mascarón con efigie de León expulsa el agua a la pila.

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