A las Dolores, Lolas y Lolitas,
por tan bello nombre.
La virgen María, bajo cualquiera de sus advocaciones, se nos muestra como un modelo de entrega gratuita, de disponibilidad, de humanidad, de generosidad, y de amor sin límites. Se puede decir que, desde el principio del cristianismo, la espada que atravesó el alma de María –según las palabras de Simeón (Lc. 2, 35)- ha provocado compasión tierna de los buenos cristianos. Hay que admitir que la devoción a los Dolores de María fue extendida especialmente por los servitas, orden fundada por siete patricios de Florencia a mediados del siglo XIII, y poco a poco fue surgiendo la orden de los Siervos de la Virgen o Servitas, cuyo principal cometido era el de meditar en la pasión de Cristo y en los dolores de su Madre.
De la raigambre de la devoción a la Madre Dolorosa en Frailes lo marca la frecuente utilización del nombre de Dolores entre las mujeres, y en el callejero frailero encontramos una calle con el nombre de “Amargura” en una clara alusión al encuentro con su Hijo en la calle de la Amargura como mas adelante veremos. Y entre las expresiones populares hay una muy típica a esta calle: “me trae por la calle de la Amargura”.
Esta advocación de Virgen de los Dolores, hace alusión a los siete dolores de la Virgen, sin especificar cuales fueron éstos. El número siete, manifiesta una influencia bíblica, ya que en la Sagrada Escritura es frecuente el uso de éste número para significar la indeterminación, y con más frecuencia tal vez, la universalidad. Conmemorar los siete dolores de la Virgen equivaldría a celebrar el inmenso dolor de la Madre de Dios a través de su vida terrena y que son estos hechos: 1º la profecía de Simeón; 2º la huida a Egipto; 3º la pérdida de Jesús en el templo de Jerusalén a los 12 años; 4º el encuentro de María con su Hijo en la calle de la Amargura; 5º la agonía y la muerte de Jesús en la cruz; 6º el descendimiento de la cruz; y 7º la sepultura del cuerpo del Señor y la soledad de la Virgen.
No sabemos desde cuando existe en Frailes la devoción a la Virgen de los Dolores. Se dice que existía en la Villa una dolorosa obra de José de Mora que desapareció en la Guerra Civil. Los Mora eran una familia de escultores que trabajaron en Granada durante la segunda mitad del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII. José de Mora había nacido en Baza en 1642 y trabajó en el taller de su padre en Granada, junto con Alonso Cano.
Después de la contienda civil se compró una de escayola, que hoy día se encuentra en la ermita de san Antonio. Aunque era de mala calidad artística viajó hasta Jaén cuando en el año 1950 se proclamó el dogma de la Asunción de la Virgen María; dogma que significa que la virgen fue asunta al cielo en cuerpo y alma. El dogma fue proclamado por el papa Pío XII y para celebrarlo la diócesis de Jaén organizó, que todas las imágenes de María de las parroquias jienenses viajasen hasta la capital para ser recibidas en la catedral de la Asunción de Santa María. No en balde la catedral lleva el nombre del dogma que se proclamaba. Y así fue, nuestra imagen a lomos de un camión conducido por Francisco Anguita, se presentó en Jaén con sus mejores ropas. Basta con observar la fotografía, y a hombros de Fraileros que la llevaron hasta la Catedral.
Hacia la década de los años 50 del siglo pasado, la parroquia pasó a llamarse de Santa Lucía y la Virgen de los Dolores, figurando en el sello parroquial la imagen de la Virgen, tal vez marcado por el hecho de la adquisición de la nueva imagen a finales de los años 50, pero no duró mucho este nuevo nombre para la parroquia.
Encarnación Castillo Fuentes, piadosa vecina de Frailes, y devota de la Virgen de los Dolores, encarga al entonces párroco de la localidad, don Antonio Aranda, hacer las gestiones pertinentes para la compra de una Madre Dolorosa, pues la que existía era pequeña y de mala calidad. Don Antonio contactó con el imaginero Alfredo Muñoz Arcos, encargándole la talla de una Virgen Dolorosa y estipulando el precio en 6.000 pesetas, que era un buen dinero para la época.
Encarnación había nacido en marzo de 1902 en Alcalá la Real. De familia humilde y numerosa pues eran diez hermanos, trabajó duro en su juventud en el campo junto con sus padres y 9 hermanos para sacar la casa adelante. De trato afable y muy servicial heredó de sus padres unas profundas creencias religiosas que hicieron de ella una buena cristiana y excelente persona. Por amor, Encarnación se viene a vivir a Frailes; se casa con Antonio Anguita y se instalan en la calle Nacimiento. Fue madre de una niña, Aurora y abuela de dos nietos, Antonio y Paco, a los que adoraba. Ya viuda, la familia se traslada a vivir a Granada, en donde muere Encarnación en 1992. Desde la ciudad de los cármenes subió al cielo para estar junto a su Virgen de los Dolores.
Por lo que respecta al escultor que hizo la imagen: Alfredo Muñoz Arcos, es de un pueblo de Sevilla, llamado Guadalcanal, en él había nacido un 21 de agosto de 1920. Alumno destacado de otro imaginero, José Fernández Andes, al terminar sus estudios con su maestro marcha a Jaén. En esta ciudad conocerá a la que fue su esposa hasta el año 2005, Mariana Ming y Ming, iniciando sus trabajos como escultor imaginero en nuestra Andalucía Oriental, y pasando de cien el número de imágenes talladas para la Semana Santa jiennense y de sus pueblos. Durante su dilatada carrera, ha recibido varias condecoraciones: medalla de oro de las Bellas Artes de la ciudad de Jaén, Hijo Adoptivo de Carboneros, y medalla de oro de la Cofradía de Cristo Resucitado de Jaén.
La talla llegó a Frailes, y los fraileros quedaron fascinados con su nueva imagen. Se trata de una de las llamadas imágenes de vestir, finamente tallados cara, cuello y manos, en las que porta un pañuelo para enjugar sus lágrimas. El rostro es de una mujer joven ligeramente girado hacia la izquierda. Ceño levemente fruncido y finas cejas que enmarcan unos ojos enrojecidos por el llanto. Pestañas postizas para agrandar los hermosos ojos de los que caen cinco finísimas lágrimas de cristal; nariz recta y boca entreabierta que deja ver unos perfectos dientes. María dirige su mirada al cielo y muestra sus manos en actitud de pedir al Padre. La cara ofrece serenidad admirable, muy clásica, emanando emoción, sin recurrir a lo trágico.
De entre el ajuar destacaremos aquellas piezas que consideramos merecen ser citadas por su importancia artística, a saber: una corona chapada en oro, media luna que se le coloca a los pies, dos corazones plateados; unas “mariquillas” a modo de las que lleva la Macarena, y que a la sevillana, le regalara el torero “Joselito” hechas con esmeraldas de Colombia, pero que en la imagen frailera fue un regalo de una devota, dos rosarios y tres medallas de oro. Muchas de estas piezas son regalo de Encarnita Anguita Delgado. Por lo que respecta a la ropa, son varios los vestidos que a lo largo del año le vemos lucir aunque destacamos uno de terciopelo negro bordado en oro regalo de Antonio Aceituno. También tiene nuestra imagen una ropa interior, en fino hilo, bordada por Josefa Mudarra de una belleza extraordinaria, y que podemos decir son iguales a unas que tiene la Virgen Macarena de Sevilla. También tiene cerca de la docena de pañuelos artísticos para llevar en sus manos. Y por último destacamos de entre el ajuar, el manto que un grupo de fraileras le bordaron en los primeros años de la década de los 60 del siglo XX. De entre las que bordaron el manto recordamos a Carmela Pareja, Ángeles Castro, Dolores Sánchez y las hermanas Encarnita y Maravillas Anguita. Este es de terciopelo y esta bordado en oro, brillando su dibujo reluciente en el luto riguroso que lleva la dolorosa en la oscura noche de sufrimiento. También tiene un bello cinturón bordado en oro y enriquecido con esmeraldas que le bordó y donó Ángeles Castro Vallecillos.
En estos últimos años, se esta intentando constituir la Hermandad de la Virgen de los Dolores, que ya cuenta con casi 130 hermanos. Lo mejor, un grupo de jóvenes costaleros que la llevan con mimo e ilusión cada Viernes Santo. Y como novedad se esta gestionando un nuevo manto, un estandarte y unas nuevas andas para que nuestra Señora de los Dolores se encuentre con su Hijo en la Calle de la Amargura e interceda por todos sus hijos.
Bella es nuestra imagen y grande el amor que le tenemos en Frailes, nos gusta verla salir el Viernes Santo, y nos gusta visitarla en su hornacina, sobre su peana, con un vestido u otro, siempre nos recibe y escucha; pero este año de 2011, fue para los fraileros un orgullo cuando ella, nuestra Madre de los Dolores, en su visita a Alcalá, presidió la magnífica exposición que se prepara por Semana Santa.
Ha sido muy emotivo leerlo.En el aparece el nombre de muchas personas de la familia de mi marido ,Francisco Anguita Anguita , a las que quiero mucho como a la abuela Encarnación Castillo a la que cariñosamente llamábamos mamaíta ,mi suegra Aurora ,mi cuñado Antonio y las primas de mi suegra Encarnita,Maravillas y Carmela.Me ha gustado mucho y está muy bien documentado. Enhorabuena Mari Tere.Un abrazo
Gracias, muchas gracias. Ya sabes cuanto quería a Encarnación y Aurora. Y para mi madre eran muy especiales. Besos y Salud